Optimismo

–este post tiene un regalillo al final :)–

Ilustración: MENSTRUISTA , de la gran Cristina Torrón

Ilustración: MENSTRUISTA , de la gran Cristina Torrón

Soy pesimista. Quiero decir, de naturaleza soy optimista como todo ser humano por el hecho de estar vivo y haber logrado existir entre millones de opciones para no hacerlo. Porque ¿eres consciente de la suerte que has tenido de que ese espermatozoide llegara a su meta, verdad? Seguro que él también era optimista ;)

Pero, antes de seguir, un inciso para ver que nos dice la RAE al respecto:

optimismo

Del fr. optimisme, y este del lat. optĭmus 'óptimo' y el fr. -isme '-ismo'.

1. m. Propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable.

2. m. Fil. Doctrina que atribuye al universo la mayor perfección posible.


Volviendo al principio, quería decir que me hice pesimista. Las circunstancias, mi forma de verlas, mi manera de adaptarme al medio… hay mil razones. La cuestión no está en esos motivos, ni siquiera está en el pasado, ni en los traumas para justificarnos una visión negativa del mundo. El asunto de todo está en el AHORA, en el QUÉ ES MEJOR PARA NUESTRO BIENESTAR Y PARA EL MUNDO. Y en ese “qué es mejor” también quedan relegadas posturas neutrales, “realistas”, grises…. Porque estoy hablando de qué es lo mejor ;)



No hay duda: el optimismo es una forma activa de estar en este planeta y honrar la oportunidad que nos toca.

Si nos fijamos en la primera acepción del diccionario, esa visión favorable de las cosas, no suena a dogmática ni a poco realista. Es el mejor color de cristal para ver el mundo a través de él. Es la propensión a empeñarse en buscar la grieta por donde entra la luz. Y te puedo asegurar que le debemos mucho a esas personas que la han encontrado.



Así que, un día (y por el resto de los días que le siguieron) decidí que lo mejor era sumarse al optimismo. Te prometo que me costó y me cuesta.. Te prometo que hay momentos (donde aparecen mis miedos más ancestrales) en los que tengo. que pedir ayuda para seguir siéndolo. Ser valiente, cultivar la dignidad, los valores, lo sueños, las ganas… no es cosa fácil.Es decir: ser optimista inteligente requiere de compañeros de viaje. Y los tenemos ;)

¿Te imaginas que Gandhi hubiese no hubiese sido optimista? ¿Y Mandela? ¿Y mi abuelo?

Supongo que el asunto radica en la fe. Si tenemos fe en que las cosas van a ir bien, podemos ser optimistas fácilmente. Y el tema es que hoy en día la fe tampoco está muy bien vista, al menos en la sociedad en la que vivo. Si tienes fe y eres optimista, ya puedes prepararte para que te tilden de “ingenua”, “naïf”, “soñadora”… y todo con un carácter negativo, obviamente.

Pero es que para ser optimista, además de la fe, se necesita creer en uno: esforzarse, perseverar y no rendirse.

¿Más pistas? El invencible Louis Zamperini, que nos dice:

“Tienes que creer en la determinación. La determinación de sobrevivir. A veces es difícil seguir creyendo. Tienes que creer que, no importa lo que te pase, al final todo es para bien. La perseverancia es algo importante para todos. No te rindas. No te des por vencido”.

A mí este señor, y sobre todo tras ver la peli UNBROKEN, me llena el alma. ¡Es que el optimismo se contagia!¿Cómo me voy a poner yo en plan fatalista? ¿Cómo voy a dejar a la inercia y la apatía ganar mis días ante la mínima adversidad?

Sigamos…

El pesimismo es una creencia limitadora. El optimismo es una creencia empoderadora, que siembra el terreno para cultivar emociones, pensamientos y acciones positivas que nos ayuden a vivir mejor. La mismísima neurociencia nos dice que una actitud que busque ver lo favorable nos ayuda en la salud. O sea: nuestros glóbulos blancos (las defensas) “saben” lo que pensamos, por así decirlo. Así que imagina que ellos están combatiendo un virus y tu andas pensando en que todo se acaba…. Pues ¡apaga y vámonos!

Exigimos con facilidad a los demás lo que nosotros mismos no cumplimos muchas veces:

  • Si voy al médico, quiero que sea optimista antes que pesimista.

  • Si vuelo, quiero un piloto optimista, antes que pesimista.

  • Si me opera un cirujano… lo mismo.

  • Si tengo un jefe…. lo mismo.

  • Si tengo una pareja…. lo mismo.

  • Un hijo… lo mismo.

  • Si me estoy hundiendo en una barco y puedo elegir a un compañero: ¿a quién crees que elegiré?

¿ Y conmigo mismo??? ¿Por qué entonces no voy a hacer lo mismo conmigo mismo?

Porque cuesta, me cansa, me puede mi mente de mono, mi familia es negativa, no llego a fin de mes, el mundo es una mierda…. y volvemos a entrar en la rueda de hámster…. ¿Qué hacer?

  • Paremos la rueda

  • Mirémonos al espejo: ufffff, no somos ratones ;)

  • Elijamos: ¿el universo es hostil o amigable? (la gran pregunta que nos propone hacernos Einstein)

  • Elijo AMIGABLE: me siento optimista. Me hago optimista…..

  • Me esfuerzo: pienso, digo y acciono en coherencia.

  • Gestiono la frustración y todas las emociones negativas que pueda atravesar .

  • Pido ayuda si hace falta.

  • Defiendo la bandera del optimismo inteligente porque es la forma más valiente de honrar la suerte de estar vivos.

  • Me doy cuenta de que estoy viva.

  • Miro afuera: al otro, al arte, a la naturaleza…. la belleza!

  • Agradezco.

¿Exagero?

De nuevo (porque ya no sé cuántas veces te he hablado de ella en redes), te invito a ver a Alice Herz Sommer (la superviviente más longeva del Holocausto). A fin de cuentas, ella sabe de lo que habla. Yo soy solo una pesimista convencida de que el optimismo inteligente es el camino ;)



Imma Rabasco

Por cierto, aquí va el regalo que te mereces: una sesión online para trabajar tu optimismo por tan solo 55 euros.




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